Son las 2 de la mañana y aun estoy despierto...
Saber que te has ido no permite que duerma tranquilo esta noche.
Afuera, el viento golpea mi ventana creando una atmósfera que incita a la reflexión.
Las ideas se arremolinan desordenadas en mi cabeza. Me dejo llevar por el tornado de pensamientos mientras hago intentos desesperados por conciliar el sueño.
Con el insomnio por compañero, busco entre las sombras una figura que me haga entender las razones de tu partida.
La luz de la luna se inmiscuye en mis elucubraciones formando con los objetos de mi recámara alucinaciones enajenantes que me recuerdan los momentos tan felices que pase contigo.
La sombra del árbol del jardín proyectada en la pared de enfrente me devuelve a esos paseos por el parque; el impermeable azul pareciera gritarme que lleva su aroma entre sus costuras; y la gorra negra sobre la lampara del buró me susurra al oído esa canción que nunca me canto...
Ha comenzado a llover afuera, y adentro hago lo posible para que no suceda lo mismo.
El silencio se escabulló con las gotas de lluvia que, al chocar con el vidrio, empiezan a provocar que el insomnio también desaparezca.
Y mientras espero que el ruido me arrulle, entiendo que jamas dejare de pensar en ti.
Así te vayas, así me dejes, así te mueras.
Padrino.
Comentarios
Publicar un comentario
Escribe aquí tu comentario.
Recuerda siempre dejar tu nombre y tu correo electrónico.
Gracias.