Historia y efemérides
Historia
Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe en Gómez Palacio, Dgo.
Debido al empeño de las señoras Bruna Fierro y la viuda de Don Santiago Lavín Cuadra; José María Lavín, en 1893 se inició la construcción de una humilde capilla de adobes, que más tarde se terminó con dinero aportado por el hacendado Feliciano Cobián. Las mencionadas señoras lograron que los Lavín, cedieran el terreno donde actualmente se levanta el templo de Guadalupe en contra esquina de la plaza de armas, ahí fue donde se Construyó la capilla.
La antigua capilla era un verdadero bodegón, con paredes de adobe enjarradas con masilla y pintadas de azul claro (NEGRITA). El techo era de tablitas clavadas sobre vigas, muchas de las cuales no eran sino troncos de mezquite apenas descortezados. Sobre las tablas citadas, que en realidad eran simples rejas de madera sin labrar de unos 50 centímetros, estaba una capa de tierra. Estos techos todavía se ven en construcciones antiguas, y en casas modestas siguen usándose. Claro que con los años, paredes y techos fueron deteriorándose y en 1896 la capilla se encontraba en pésimas condiciones. Los muros descascarados, llenos de remiendos y la mayor parte desnudos. El piso que era de ladrillo corriente, se encontraba por los faltantes lleno de agujeros y desnivelado por todas partes. El techo que había sido reparado varias veces con tablas o carrizos y lodo, se tupía constantemente goteándose cuando llovía, al grado que unas imágenes se estropearon entre ellas una estatua de San José que decían tenía cierto mérito.
Dos pequeñas campanas sordas, al son de sus tañidos llamaban a los feligreses a misa o al rosario a cargo del sacerdote apellidado Garbuno. Algunos antiguos vecinos manifestaban que al principio las llamadas a la capilla las hacía el sacristán golpeando con una gruesa varilla de hierro un pedazo de riel colgado de una viga. Cuando desapareció la capilla, las pequeñas campanas sordas se siguieron usando por algunos años en el salón anexo a la iglesia de Guadalupe, avisando a los muchachos que era la hora de la doctrina. En vista del aumento acelerado de habitantes, el 21 de diciembre de 1901 por decreto del entonces obispo de Durango Santiago Zubiría y Manzanera, la capilla dejó de pertenecer al curato de Lerdo, siendo elevada a parroquia bajo el cuidado del canónigo Ignacio Valdespino. Los católicos citadinos preocupándose por tener una verdadera iglesia para la celebración de sus ritos, iniciaron una entusiasta campaña para reunir fondos suficientes para construirla. Las cantidades recogidas se fueron depositando en el Banco Minero.
GRACIAS
ResponderEliminar