Ayer se llevaron a cabo dos simulacros de sismo en el transcurso del día (uno en cada turno), con el fin de tener conciencia de lo que se debe hacer en caso de un siniestro como un sismo. La región no es zona de sismicidad, pero nunca está de más conocer las diversas indicaciones en caso de un siniestro como el mencionado. Esta fecha es particularmente signficativa, ya que a partir de un lamentable hecho de nuestra historia reciente, activo la necesidad de equipos de protección civil.
El 19 y 20 de septiembre de 1985, dos grandes terremotos (8.3 y 7.9 grados en la escala de Richter, según las
mediciones originales del United States Geologic Survey, de Colorado; 8.1 y 7.6 según las mediciones oficiales del Servicio Sismológico Nacional), sacudieron a la Ciudad de México creando devastación muy superior a la que sufriera la metrópolis en 1957, cuando cayó y se degolló la victoria alada de la Columna de la Independencia, popularmente conocida como "el Ángel.
En el momento que la Tierra comienza a estremecerse, los sismógrafos inmediatamente registan las ondas generadas y las representan en forma de sismogramas que permiten la medición de la magnitud bajo los parámetros de Richter. Cuenta la leyenda que durante el terremoto que sacudió a la Ciudad de México el 19 de septiembre de 1985, a las 07:19 horas, con una duración de 2 minutos y medio, los sismógrafos del Observatorio de la Ciudad de México se vieron rebasados por las ondas sísmicas que superaron los 8 grados de magnitud. En algunas regiones costeras del estado de Michoacán, el fenómeno fue tan intenso que las copas de las palmeras golpeaban el suelo.
Al día siguiente, el viernes 20 de septiembre, poco después de las 8 de la noche, un nuevo terremoto se produjo con devastadores resultados. El evento había alcanzado, oficialmente, los 7.6 grados de magnitud y durado poco más de un minuto, aumentando la cuantía de los destrozos producidos anteriormente.
Nuestro planeta es dinámico, está vivo, y debemos aprender a convivir con los avatares de la naturaleza, con la
conciencia de que con un poco de prevención, se puede mitigar las pérdidas.
Investigación: Cynthia González.
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